No sé si son los temores de la madurez o los miedos a tirar hacia delante, dejando pasar lo acontecido detrás, pero de vez en cuando las experiencias del día a día te ayudan a el crecimiento personal.
Últimamente me encuentro en entre trifulcas, nervios y tensión. Muchas personas en situaciones críticas como las que vivimos aprovechamos por indignarnos y perder esa humanidad, esos principios que todo ser humano tiene en su ética o filosofía. Demostramos la parte más negativa de la persona, la violencia. Y no de manera física, hay muchos tipos de esa, no es necesario llegar al contacto para atacar a otro. Quizá sea nuestro perfil más animal, la parte negativa de nuestra personalidad humana.
Por qué comento esto, os preguntaréis algunos. La sociedad vive una crisis muy grave, y no sólo económica ni política. Vivimos una crisis de valores. No caminamos juntos hacia un futuro, caminamos envueltos en egos, individualidades y quejas. Parece que la vida o el vivir en paz se ha convertido en destruir a quien te envuelve o quién te importa. Estoy de acuerdo en que todos luchamos por un interés y por poder salir hacia delante, pero no tenemos porqué pisarnos los unos a los otros. Al fin y al cabo vivimos una sola única vida y debemos disfrutarla al 100%, la maldad sólo crea conflictos, mal estares y problemas.
Seamos conscientes de lo que tenemos y de lo que queremos, pero sin destruir a quién nos importa, nos ayuda y en algunos casos nos quiere.
Sólo son algunas palabras que necesitaba escribir o expresar libremente, unas ideas que rondan últimamente mi cabeza. Quizá utilizo mi bitácora como psicólogo.
Gracias por escucharme y no intento herir ni faltar a nadie.